martes, julio 11, 2006

Borregos

Es lamentable pero hay que admitir que en este país con el humor inteligente no se llega a ningún lado. Es necesario elegir chistes ordinarios y crear bromas estúpidas para hacer reír a un público igual de estúpido, y aunque la mayoría no lo seamos (o al menos así me gustaría creer), nos corrompe la tele-basura. No hay día en que no me exalte, enerve y hasta me cabree oyendo la tele, porque para escucharla, lo que es escucharla, aún no he reunido el valor suficiente.

Considero un abuso que incluso en los informativos salgan personas que no se sabe si han llegado hasta allí porque son hijos de quienes son, han comprado el puesto o porque hasta la educación está degenerando.

Es intolerable oír a personas, que deberían tener unos estudios, una cultura y una educación adecuados para el trabajo que desempeñan, tiran por tierra los sueños, esperanzas e ilusiones de unos padres que, con un pensamiento demasiado progresista para su época, han depositado su fe, confianza y todas sus pesetas para obtener como resultado un !ADULTO CON CARRERA!, el cual debería enriquecernos con su trabajo y conducirnos hacia niveles más amplios de conocimiento, o como mínimo informarnos, ¡¡no pido más!! En cambio sale esa niña con los pelos amarillos titubeando y haciendo de una noticia importante carnaza fresca para los programas de zapping que, eso sí, critican la programación española, pero en mi opinión fomentan la proliferación de las escuelas de mal gusto ya que los telespectadores somos tan "borregos" que consumimos ese pienso envenenado de vulgaridad al que tanto se venera.

Borregos. Eso es lo que somos, bestias dirigidas por amos que no tienen la mentalidad suficiente, o que les gusta demasiado el dinero, para preocuparse por lo que realmente importa: quién se lo proporciona. Nos venden inmundicias a precio de oro, y somos así de borregos que las pagamos a ese precio aún sabiendo que existen verdaderas joyas a precios de inmundicia, porque en esta sociedad lo que realmente vale la pena está infravalorado.

Por esta razón soy tan reservada, me guardo para mí las cosas que verdaderamente merecen la pena y, aunque es egoísta por mi parte no compartirlas con los demás, prefiero que sea así a que las destruyan del todo. Intento escapar de un mundo de borregos, en el cual yo misma me siento infectada, para no alcanzar ese punto de no retorno, en el cual sería adicta al Gran hermano, a los programas de marujeos y a los supuestos programas culturales que dejan mucho que desear.

Juré no ver Titanic por cabezonería antiborreguística, y sigo sin haberla visto. Prefiero ver las películas de las que nadie habla a aquellas en las que sale un guapito con un gran bagaje sexual a sus espaldas y que son proclamadas a los cuatro vientos. Prefiero comer una patata asada mientras doy un paseo por la playa a ir a la hamburguesería de moda a intoxicar mi cuerpo rodeada de aquellos borregos que acaban de salir del cine porque daban ese peliculón del musculitos de turno.

Sí. Soy un bicho raro y eso me molesta, pero no por el hecho de ser diferente a la gran mayoría, sino porque ellos sean diferentes a mí. Estoy un poco cansada de que la gente me juzgue negativamente cada vez que digo "no gracias, no fumo", o de que el camarero de cualquier bar me mire atónito cuando pido un zumo de tomate en lugar de la obligada cerveza y de que hasta realicen comentarios irónicos acerca de mi condición de no bebedora. Pobrecillos.

En fin, seguiré fingiendo delante de los que no me conocen y atormentando a aquellos que sí saben cómo soy en realidad, porque a veces, como ahora, pillo a alguno por banda y lo acoso con mis tonterías hasta que le da dolor de cabeza, porque es lo único que he conseguido hasta ahora…

¿Soy una incomprendida o yo no entiendo a los demás?

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